Cuando la pareja no trabaja


 Establecer roles con la pareja

     Ambos deben estar de acuerdo a la hora de llevar a cabo esta negociación, para que más adelante no haya malos entendidos. Desde luego esto no es inamovible y se podrá cambiar de rol cuando ambos lo estimen oportuno. 
Desde el cuidado de la casa al trabajo exterior, todo son tareas realizables por los dos miembros de la pareja y variaran dependiendo de cada matrimonio. En algunos trabajan los dos, en otros sólo uno, ambos se dedican a la casa o solo uno de ellos; hay un sinfín de opciones. 

 

Empiezan los conflictos

      Donde queremos llegar, es a un posible punto de conflicto en el que los miembros de la pareja no se ponen de acuerdo sobre los papeles que desempeñan cada uno. Cuando alguien es criticado o minusvalorado porque no hace lo que se espera de él. Por supuesto, la pareja entra en conflicto cuando el tema a tratar es económico.

     
Cuando el dinero no llega a fin de mes y no vale el ir al supermercado más barato; cuando es necesario que los dos trabajen y, sin embargo, uno de ellos no quiere salir de casa para traer dinero. Todos estos factores harán que el ambiente entre la pareja sea tenso, ya que uno de los dos lleva la carga económica, la presión hará que se encuentre cada vez más nerviosos y que acuse a su compañero de sus problemas.

       
Si nos encontramos en esta situación, tendremos que valorar si estamos siendo objetivos. Cuando la necesidad aprieta podemos dejar de ser objetivos y las críticas que lanzamos a nuestra pareja pueden dejar de ser justas. 


       

Debemos hacer un análisis de la situación 

      ¿Realmente nuestra pareja es un vago o existen otros motivos por los que no trabaja?, ¿realiza sus tareas en casa y se ocupa de otros temas?, ¿dejó de trabajar fuera hace tiempo y está desfasado para el mercado laboral?, ¿es muy exigente consigo mismo y no acepta lo primero que le surge? 
Tenemos que tener cuidado cuando decidimos acusar y etiquetar a nuestra pareja, ya que a largo plazo puede resultar un problema mucho más general. Cuando la respuesta a todas estas preguntas es positiva, entonces tendremos que entender la postura de la otra persona e intentar ayudarle para su incorporación al mundo laboral, sin por ello menospreciar el trabajo que desempeña ahora.

       
Como pareja que somos dedicaremos un tiempo a valorar la necesidad de que los dos trabajéis fuera. ¿Realmente necesitamos el dinero para sobrevivir?, ¿es un dinero que vendría bien para ir más holgados?, ¿es un dinero para caprichos? Esto es importante de concretar puesto que se trata de cambiar el rol de una persona que lleva desempeñándolo años y que tal vez no merezca la pena.

       
¿Es necesario realmente? Si no es así aprenderemos a valorar el trabajo desde dentro, que aunque no aporta beneficios económicos, si genera un cansancio a la persona que lo desempeña y que espera una gratificación de vez en cuando.

       

No quiere colaborar en nada 

     
Si nos encontramos con alguien que no quiere colaborar desde ningún área, entonces será el momento de negociar y de decidir si estamos dispuestos a compartir nuestra vida con alguien que necesita que le mantengan y que no está dispuesto a hacer nada para aportar algo a la relación.

     
Aunque estos casos son raros de encontrar, no por ello debemos dejarlo pasar como si nada. Nadie es responsable al 100%, esta responsabilidad se puede compartir y se debe compartir.

     
Cuando nuestra pareja no quiere colaborar o no quiere trabajar tendremos que preguntarnos cuáles son los motivos y analizar los posibles problemas que tenga, para resolverlos entre los dos y seguir adelante con nuestro plan de vida. 


 

Motivos de su actitud 

 

      Estamos de acuerdo en que existen personas poco responsables, que no se hacen cargo de su situación y que siempre delegan en los demás incluso culpabilizándoles de sus fracasos y no aceptando sus limitaciones. Sin embargo, una vez descartado que se pueda tratar de eso, está claro que nuestra pareja tiene algún problema por resolver que no le deja salir al mundo laboral. Las etiquetas negativas no son buenas aliadas en estos casos porque ponen a la persona bajo un nombre que a veces puede estar equivocado.
Pueden ser varios los motivos que le hacen actuar así y tendremos que sensibilizarnos por su situación: puede tener miedo a enfrentarse al mundo laboral, la falta de formación, si hace mucho tiempo que dejo de trabajar o si nunca lo ha hecho.

       

La falta de confianza en sus actitudes y las dificultades propias del mercado laboral hacen difícil la incorporación y el miedo a lo desconocido o a no estar preparado es natural.

        

Determinadas ideas negativas aparecerán en su mente y tendrá que luchar contra ellas arriesgándose y probando distintas opciones. Nosotros como pareja podemos apoyar en las decisiones y animar a asistir a entrevistas y a cursos de formación.

 

       

Algún fracaso anterior

 

      También puede suceder que un fracaso laboral haya hecho que la persona se suma en una especie de depresión encubierta con la cual genera ideas de indefensión ante el mercado laboral y sus exigencias.
Ideas negativas sobre lo que puede suceder, anticiparse a los acontecimientos y valorar las posibilidades como algo negativo hará que nunca se esté decidido a buscar algo nuevo. Ayuda a tu pareja a sentirse más reforzado desmontando sus ideas negativas y ofreciéndole ejemplos en los que si lo hizo bien. Probablemente esté utilizando el filtraje de toda la información de tal manera que solo rememora los momentos malos y anula los buenos.

        

El análisis de ello entonces siempre será negativo, su mente le juega malas pasadas y no recuerda cuando tuvo éxito y cuando lo hacía bien. 

 

       

Nivel de exigencia

      Otro factor puede ser el nivel de exigencia personal que tiene esta persona. Si se exige poco a sí mismo y se conforma con lo mínimo, tal vez no tenga ganas de trabajar, o trabaja solo el tiempo imprescindible para poder vivir del Subsidio de desempleo; esto no implica que no sea responsable, sino que está habituado a vivir solo con lo necesario y a vivir al día; si vas a iniciar una relación con él o si ya eres su pareja tienes dos opciones: pensar muy bien si podrás vivir al día sin organizarte de antemano en lo que a la economía se refiere o si abandonas a esta pareja porque no tiene los mismos objetivos que tú. 

     
Si habláis este tema antes de comprometeros, después será más fácil y no te encontrarás con sorpresas. No todos tenemos que actuar igual y no por ello una opción es mejor que la otra. Piensa si tu forma de ser te dejará vivir con lo mínimo y con la incertidumbre de no tener ninguna reserva para imprevistos. 

 

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